martes, 25 de enero de 2011

Extraña soledad

Queridos lulilectores...

Esta semana estoy de vacaciones. Esto significa que esta semana he terminado los exámenes, por lo que hasta el lunes tengo tiempo libre para hacer lo que me apetezca. No estoy en mi pueblo, sino en Valencia, para gozar de mayor libertad porque últimamente no me estaba llevando demasiado bien con mis padres. En el piso conmigo están mis dos compañeros con los que comparto vivienda, creo que en breve os hablaré de ellos detenidamente: os lo merecéis. Sin embargo, me siento sola.

Es una soledad extraña, inusual. Supongo que forma parte del hacerse mayor. No puedo decir que esté triste, porque no me siento triste, pero... es raro. Todo me parece muy raro. Con mi compañera (Sujeto I) no hablo apenas porque vive encerrada en su habitación, solo sale para comer y encima a deshora, por lo que nunca coincidimos. Mi compañero (Sujeto X) se pasa el día estudiando en la biblioteca, con lo que tampoco le veo casi, porque llega a la hora de cenar y luego se marcha otra vez.

Yo pienso: tengo un ordenador, libros, vivo en el centro de una gran ciudad... puedo entretenerme yo sola. Y de hecho es que lo hago: intento pasar todo el tiempo ocupada, haciendo cosas. Ayer, entregar un trabajo; hoy, leer por la mañana y comer con amigas para dar una vuelta por el centro por la tarde... sin embargo, a la hora de volver a casa, no me apetece. Pienso: "¡Nooo! Volveré a estar sola".

Y eso que hay otras ocasiones en las que deseo fervientemente estar sola, sobre todo cuando hay mucha gente a mi alrededor agobiándome: ansío tranquilidad y soledad. En cambio, ahora que estoy sola, no me gusta, me siento extraña. Sé estar sola. He estado muchas veces sola. Lo que pasa es que hay veces en las que no te das cuenta de tu soledad, quizá es por eso por lo que no sientes disgusto o temor. ¿Por qué inspira temor la soledad?

Ahora no estoy estrictamente sola, puedo hablar con mi compañera si quiero; mi compañero vendrá dentro de poco... pero me siento sola en mi consciencia, y justo ahora no me apetece estar sola. Qué curioso, siempre queremos lo que no tenemos. Siempre vamos al revés de nosotros mismos. Somos contradicción, paradoja. Somos humanos.
Pero eso no quita el hecho de que yo ahora esté sola. Extrañamente sola.


Besazzos,

*Luli*

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